Desde que iniciamos la andadura de investigar la historia, el patrimonio y la cultura consaburenses, ha habido quienes se han interesado por lo que hacemos, de una manera u otra, bien integrándose en nuestro proyecto, mostrando su interés y reconociendo el trabajo realizado o adquiriendo las publicaciones y compartiendo nuestros blogs.
También hubo quien llegó a Consuegra hace varios años en busca de sus raíces, y como no podía ser de otra manera, nos encontró rápidamente. Por el entusiasmo que demostró hacia todo lo consaburense, se hizo acreedor de nuestra confianza y amistad desde el primer momento. Pablo Landaluce González, joven periodista de profesión, quería conocer y palpar el lugar donde vivió parte de su familia, y revivir lo que le habían contado sobre ellos.
Pablo, vive todo lo nuestro como un consaburense más, siguiéndonos a través de todos los medios actuales, para estar al día de cuanto acontece en Consuegra, su pueblo ya de adopción por méritos propios.
Con él hemos compartido algunas de las múltiples visitas que ha hecho a Consuegra, para revivir el pasado de su familia materna, entre las que estaban su tío abuelo don Ramón Luis Clemente Merino y su bisabuelo don Ramón Clemente Chamorro, ambos médicos de profesión. Tras realizar una búsqueda en los archivos municipal y parroquial de Consuegra, y obteniendo algunos datos que le hemos anticipado unos y otros, junto a otras investigaciones personales, decidió como buen periodista, hacer una pequeña historia de los médicos en Consuegra durante los siglos XIX y XX.
Idea que apoyamos desde el principio, animándole a publicarla e incluirla en nuestros “Cuadernos de Historia y Cultura Popular” próximamente. En este blog diremos quién es Pablo Landaluce; reflejaremos sus impresiones y como fue su encuentro con sus familiares y con las diferentes personas que le hemos ayudado desde el comienzo de su idea.
¿Quién es nuestro protagonista?
Pablo Landaluce González (Madrid, 1985) es periodista. Desde 2007, trabaja como redactor y locutor de los Servicios Informativos de Onda Cero -ATRESMEDIA Radio-, donde se ha especializado en información sobre Educación, Cultura y Tráfico. Es Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense y Licenciado en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Actualmente, estudia el Grado en Derecho en la Universidad Complutense y un Máster en Dirección de Comunicación Corporativa en OBS-EAE Business School. Aficionado al mundo de la Historia, es miembro de la familia Merino, de larga tradición consaburense.
F. Domínguez G.
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Mis primeras impresiones en Consuegra
Hace casi cinco años que “regresé” a Consuegra, aunque nunca antes había
estado. “Volví” acompañado de mi madre, con el propósito de conocer el lugar
donde pasó parte de su niñez y donde mi familia, de apellidos Clemente y
Merino, hunde buena parte de sus raíces. Recuerdo perfectamente aquel día
soleado de abril, en el que quedé fascinado por la vista del Cerro Calderico,
por sus molinos de viento y su Castillo, por la Plaza y, muy especialmente, por
la calle en la que vivieron mi madre, mi abuela y mi bisabuela. Paseando con ella,
jugué a imaginar cómo era el número 12 de la calle del Cristo donde se
levantaba la casa familiar, derribada hace ya más de cuarenta años. El último
que vivió y pasó consulta en ella fue mi tío-abuelo, el médico Ramón-Luis
Clemente Merino al que, sin duda, muchos lectores recordarán.
Calle del Cristo frente a la ermita Foto: Archivo Francisco Domínguez Tendero |
Como madrileño de nacimiento y consaburense de ascendencia que soy,
“regresé” en busca de información sobre esos antepasados a los que no conocí.
Como periodista, pregunto por casi todo. Como aficionado a la Historia y a la
Genealogía, me gusta escuchar anécdotas y vivencias. Por todos estos motivos,
me propuse reconstruir las vidas de esas personas que me precedieron. Lo que
nunca imaginé es que iba a encontrar algo mucho más grande: la familia de la
que nos habíamos desconectado por el paso del tiempo, de las generaciones y la
distancia.
Después de esa primera visita, decidí enviar una carta a la Parroquia de Santa María La Mayor. Así es como conocí a Domingo Verbo, sin el que nada de esto hubiese sido posible y a quien le debo algo más que un agradecimiento. Fue él quien me puso en contacto con la familia Ortiz-Merino -en especial, con Sagrario-. Gracias a ellos, los descendientes de los Merino hemos vuelto a tener contacto y nos juntamos a comer en Consuegra una vez al año, aproximadamente.
Animado por esos primeros hallazgos, empecé a reconstruir la historia de mi
bisabuelo, el médico Ramón Clemente Chamorro. Natural de Riosalido
-Guadalajara-, nació en 1884 en el seno de una familia que tenía sus orígenes
en el municipio de Anguita. Hijo de un cirujano menor -equivalente a lo que hoy
sería un practicante-, él y sus hermanos se trasladaron por distintos pueblos
de La Mancha hasta llegar a Madrid. En 1904 empezó a estudiar Medicina en la
Universidad Central, donde aprendió mucho del profesor Santiago Ramón y Cajal
-quien recibió el Premio Nobel en esos años-. Al acabar la carrera en 1910, se
trasladó a Consuegra para ocupar una de las tres plazas de médicos titulares o
de la Beneficencia, que había quedado vacante. Allí conoció y se casó con su
mujer, mi bisabuela Luisa Merino Minaya, con quien tuvo seis hijos.
Ramón Clemente Chamorro |
Ramón Luis Clemente Merino |
En este proceso de reconstrucción han sido también muy importantes otras
personas a las que he ido conociendo. Algunos de ellos familiares, como los
Martín-Palomino Merino. Otros, cercanos a mi familia, como Miguel Ángel Gómez.
No puedo olvidarme de algunas “autoridades” en la Historia de Consuegra. Entre
ellas, José García Cano, Elías y Ángeles Anaya, el archivero municipal José
Luis García-Moreno, Julio García Ortiz y, por supuesto, de Francisco Domínguez
Gómez, quien me ha animado a divulgar en esta publicación una parte de la
documentación que he ido rescatando del olvido.
En octubre de 1963, cinco meses después de abandonar Consuegra para vivir
en Madrid, mi tío-abuelo Ramón-Luis Clemente escribió un pequeño artículo en
“La Centinela” -revista que editó Francisco Domínguez Tendero-. Con el titular
“He estado en Consuegra”, describió el “ambiente de cordialidad y cariño” con
que fue recibido para celebrar su primer Día del Ausente. Algo que le hizo “sentir
el hondo escalofrío de una oleada intensa de emoción, de las que pocas veces se
experimentan en la vida”. Eso es, precisamente, lo que he encontrado yo medio
siglo después.
Dispuesto a devolver parte de lo que he recibido, me planteo escribir una
pequeña historia sobre esos médicos de Consuegra que tanto hicieron y tanto
esfuerzo emplearon para curar a nuestros antepasados, arriesgando incluso sus
propias vidas. Esta tarea se me antoja difícil por el tiempo que ha
transcurrido y porque soy periodista, pero no historiador. Intentando superar las
barreras, ya puedo adelantar un pequeño índice de los médicos de los siglos XIX
y XX. Son los siguientes:
- Santiago Berola.
- Jerónimo Martín-Nieto y Pliego.
- José Armengod y Araguad.
- Patricio del Álamo Gálvez.
- Federico Armengod Reig.
- Leonardo Mariano Mínguez y Yepes.
- Francisco Fuentes Sabino.
- José Mínguez Sánchez.
- Ramón Vázquez Ciáurriz.
- Ramón Clemente Chamorro.
- Miguel María Delgado Saavedra (ejerció durante unos meses).
- Juan Clímaco Díaz Almansa.
- Rogelio Gómez-Jareño y Campoy.
- Antonio Almodóvar Rivero.
- Juan Fernández-Layos (médico “tocólogo”).
- Francisco Hijosa Moya.
- Ramón Luis Clemente Merino.
- Junier Prado Almodóvar (médico estomatólogo).
- Pablo Barrio Fernández-Layos.
- Pedro Albacete del Pozo.
Labor en la que también han aparecido los nombres de los farmacéuticos:
- Eugenio Gómez-Jareño.
- Julián Montero y Serrano.
- José Ulla Gallego.
- Emilio Guillén Murat.
- Carmen Moreno Fuentes.
Identificados a buena parte de los protagonistas,
sólo queda empezar a escribir esta historia. Espero que guste y, a la vez,
sorprenda.
Pablo Landaluce González
Estimados Pablo Landaluce y Francisco Domínguez.
ResponderEliminarSoy Francisco Velado Guillén, doctor en psicología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
Escribo como nieto de Emilio Guillén Murat, farmacéutico de Consuegra, en la calle del Arco 10, durante la primera mitad del siglo XX.
También como sobrino nieto del insigne médico Rogelio Gómez-Jareño y Campoy y sobrino biznieto delante de sol de mi abuelo en la farmacia, don Eugenio Gómez-Jareño, padre de don Rogelio. Agradezco que se mencionen estos personajes insignes en este relato histórico periodístico que se inicia.
Dirección electrónica es francisco. velado@gmail.com
Buenas tardes, Pablo. Mi abuelo disfrutó de una buena amistad con D. Ramón Clemente. Tengo un recuerdo suyo que, creo, te gustaría conocer. Me llamo Adelina, mi teléfono es 616881410 y mi dirección de correo electrónico, adelinasanchezadeva@gmail.com.
ResponderEliminarquerría hacerles una consulta personal; no sé cómo contactar con Vds. Mi nombre es Alfonso González-Calero y mi correo alfonsogcalero@gmail.com
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