La Centinela - Revista digital del acontecer consaburense

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miércoles, 16 de diciembre de 2015

En busca del Gran Prior...


Muy pocos conocen que un personaje muy destacado de la Historia de España de finales del siglo XVI, etapa en la que nuestra nación era la más poderosa del mundo, está enterrado en Consuegra, concretamente en el convento de monjas Carmelitas. Nos referimos a don Hernando (ó Fernando) Álvarez de Toledo. Esta figura histórica que ha pasado desapercibida para los consaburenses e incluso para los historiadores residió con frecuencia en nuestra ciudad.

El Prior don Hernando Álvarez de Toledo

Don Hernando fue hijo natural y primogénito de don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III Gran Duque de Alba, además de otros títulos como Consejero de Estado de Felipe II. Por lo que respecta a nuestro Priorato de San Juan, fue Gran Prior de Castilla, por lo que propició la fundación del convento carmelita de Consuegra; según el padre Gabriel Casanova, en su Esbozo histórico de Consuegra, del año 1896: “Tuvo un gran amor a esta ciudad y trabajó incesantemente por su progreso y civilización”.


En su testamento ordenó que no le enterraran en el panteón de sus progenitores los Duques de Alba, si no en Consuegra en el convento de madres carmelitas. Fallecería el 21 de octubre de 1591 en Madrid, en plena gloria personal y militar. Aunque a fecha de hoy desconocemos el punto exacto de su enterramiento (ya que la iglesia original fue modificada por obras en el siglo XVII) sí que se conserva una inscripción sobre lienzo copia de la original que en su día tuvo que estar ubicada junto al enterramiento  del Prior. Dicha inscripción dice lo siguiente:


Aquí yace el Excelentísimo Señor don Fernando Álvarez de Toledo, Gran Prior de San Juan, de Castilla y León, lugarteniente de Gran Maestre, y del Consejo de Estado y Guerra del Rey Felipe II, su virrey y Capitán General en el Principado de Cataluña. Fue gran católico, temeroso de Dios, amigo y amparo de los pobres. Fundó este convento para su sepultura. 


  
Ni este texto, ni los documentos del archivo del convento nos aseguran el emplazamiento del cuerpo del Prior don Hernando, aunque alguna crónica conventual, nos ofrece varias pistas sobre el posible lugar donde descansan sus restos.


Aprovechamos estas líneas para agradecer a la Priora, madre María del Carmen de Jesús, el recibimiento que en las diferentes ocasiones nos ha dado y la confianza que ha depositado en nosotros y en nuestras investigaciones. En nuestro último Cuaderno de Historia y Cultura Popular, dentro del capítulo que trata del convento de carmelitas, ya hablamos de la figura histórica del Prior, del cual el Cronista Francisco Domínguez Tendero y Jose María Prieto Fernández-Layos en diferentes trabajos, valoraron como merecía.


Vista de la fachada del convento 

En el citado cuaderno, lanzamos la propuesta de localización de los restos del Gran Prior, primero a la propia comunidad carmelita, que aceptó con entusiasmo la idea y después a nuestro Ayuntamiento, para solicitarles el patrocinio oportuno. Nuestro actual alcalde, Jose Manuel Quijorna, se sumó al proyecto, en su afán de apostar por nuestro patrimonio histórico y cultural desde el primer momento en el que tomó su cargo, ofreciéndonos colaboración y ayuda en esta búsqueda histórica y única en Consuegra en los últimos siglos. Nuestro alcalde, como expresó durante la presentación del segundo Cuaderno citado, desea poner en valor el patrimonio y la historia de nuestra ciudad no solo para hacerla llegar a todos y difundirla, sino también para que sirva de motor de desarrollo turístico y cultural de la ciudad.

Interior del convento de carmelitas de Consuegra

La búsqueda de los citados restos, se llevará a cabo mediante técnica de georradar o GPR (Ground Penetrating Radar), sistema electromagnético ampliamente utilizado para la detección y localización de elementos, formaciones y/o anomalías en el subsuelo, construcciones u objetos materiales. Es una técnica no destructiva que nos sirve para poder analizar y hallar posibles espacios ó huecos en las superficies sólidas, como paredes, cimentaciones, etc., y de ahí intentar ubicar el posible espacio que ocupe la tumba del Gran Prior.


Este trabajo, va a ser realizado por la empresa especializada “Geofísica Consultores”, concretando la búsqueda en dos zonas del convento: la sala capitular y unos de los muros medianeros del coro bajo con la iglesia, todo según los datos obtenidos en los documentos del archivo conventual que nos fueron mostrados este año con motivo del centenario de Santa Teresa de Jesús.



Sin tener garantías de un éxito, asumimos este reto porque la propia investigación dará a conocer la historia de este convento y sus múltiples singularidades que forman parte de nuestro patrimonio, engrandeciéndole como merece. Esta investigación no hubiera sido posible sin el entusiasmo de Jose María Prieto Fernández-Layos y de Juan Carlos Fernández-Layos de Mier, los cuales son partícipes activos del proyecto Consuegra en la Historia.




Igualmente esperamos contribuir al conocimiento de las necesidades de las monjas carmelitas, que en ocasiones necesitan ayuda para el mantenimiento del convento, restauraciones, etc., que la comunidad no puede afrontar normalmente. Últimamente han tenido que recurrir a la elaboración y venta de dulces con lo cual van obteniendo algunos ingresos. Por último daremos las gracias a la Concejalía de Cultura y a su concejal Jesús Romero que apoya este proyecto muy entusiasmado por las posibilidades culturales y turísticas de nuestra ciudad, y por los resultados que podamos obtener. Nos consta igualmente que todo el equipo de gobierno, está apostando por nuestra cultura y patrimonio, contando con los colectivos culturales de la ciudad, entre los que nos encontramos.


Recomendamos a todos los blogeros la compra y lectura de nuestro segundo Cuadernos de Historia y Cultura Popular, donde profundizamos en la figura del Prior don Hernando, de la historia del convento y sus documentos, así como de otros temas de interés para la historia de Consuegra.


Francisco Domínguez Gómez
José García Cano




miércoles, 9 de diciembre de 2015

Florentino, el último molinero



                Decíamos en la presentación del último Cuaderno de Historia y Cultura, que es necesario que en los pueblos y en las sociedades alguien relate o refleje cuanto acontece o sucede para que por lo menos, quede constancia, se conozca y se recuerde con el paso del tiempo.

Molino de la Magdalena o del Tio Florentino


        Si desde nuestro proyecto histórico y cultural de Consuegra en la Historia, las señas de identidad las valoramos como merecen, o por lo menos intentamos darles la importancia que tienen, no cabe duda que los molinos de viento, son una de las principales en nuestra tierra.

            Por ello, no esperaremos a reflejar en un futuro trabajo sobre los molinos de viento, quién fue el último molinero de nuestra comarca. Por diversas razones, deseamos hoy a través de este medio dejar constancia de la desaparición de un oficio que si bien es verdad, ya no existía como tal sí perduraba en la persona que lo ejerció hasta el pasado 27 de noviembre de 2015, fecha en la cual falleció Florentino García-Miguel Laguna, de raíces madridejenses. Heredó de su padre un molino de viento que molió trigo hasta hace algunas décadas en Madridejos.

           Curiosamente la maquinaria de aquél molino de Florentino, fue con la que se reconstruyó el molino Sancho en el cerro Calderico de Consuegra allá por los años sesenta del pasado siglo. Por ello, merece la pena recordarle y homenajearle de esta manera sencilla y sentida. La rueda catalina y otras piezas de su molino, siguen girando hoy y moviendo las velas a los ochos vientos para llevar a cabo cada año, la famosa Molienda de la Paz y del Amor dentro de los actos de la Fiesta de la Rosa del Azafrán; paz que en estos momentos tan convulsos que ahora vivimos se necesita.




Molino Sancho, en plena molienda que tuvo lugar el pasado mes de octubre durante
 la Fiesta de la Rosa del Azafrán de Consuegra


            Como tuve la suerte de vivir aquella reconstrucción del molino Sancho y apreciar el entusiasmo con el que mi padre colaboró en ella, le recordé a Pedro Luis Camuñas, yerno de Florentino (y desde hace años amigo) que se había marchado ya, el último molinero. Pedro Luis, que ejerció durante varios años su profesión como docente en el C. P. Santo Cristo de la Vera Cruz de Consuegra y escribió en 1999 el libro “El molino manchego” (Ed. Azacanes, 2002) quizá contagiado por su emoción, a petición mía, me envió unos versos escritos por él y una semblanza sobre el personaje, la cual reproducimos.

Portada del libro de Pedro Luis Camuñas
 sobre los molinos manchegos

            Que estas líneas y esta semblanza, sean un lazo más de unión entre dos pueblos: Madridejos y Consuegra, lazos que ya algunos reivindicaron en otros tiempos, y que hoy, a pesar de que algunas personas que no lo entiendan así, seguimos defendiendo.


F.D.G.



Hubo tiempos en que los hombres se forjaban al aire y al sol.  Trabajaban soportando hielos y lluvias. Tiempos duros en que las manos se hacían al barro y los pinchos, dolían la espalda y los brazos. El sudor regaba las arrugas del rostro y los surcos de la tierra. Hombres hechos a jornadas de sol a sol, a aguantar la sed y la falta de sueño. Eran hombres de campo, labradores, acemileros, yunteros, zagales, rabadanes, mayorales, jornaleros, muleros, arrieros… El pueblo recogía sus voces, como la de los caleros, tratantes, vendedores, lañadores… Calles llenas de vida, de gritos y ruidos,  donde corrían los chillidos juguetones de los niños, las canciones de las mujeres que limpiaban, los ruidos de las herrerías, de las carpinterías, de los herradores, de los carreteros…Oficios nobles, estirpe de hombres y mujeres recios…que el tiempo ha ido apartando. Y ahí quedan en un pequeño rincón de la historia pequeña de nuestra tierra.

 Sin embargo, algo hay  que de aquellos tiempos permanece. Es difícil no quedarse mirando la loma cuando vislumbramos su figura señera. Su donaire de caballero, su permanente vigilar del cielo….Su  figura guarda un misterio. Ese misterio atrajo al Caballero de la Triste Figura y los molinos entraron en la leyenda, saltaron de las páginas de los libros de historia para entrar en la memoria de las gentes. Florentino García-Miguel Laguna perteneció a esa estirpe de hombres recios, duros como la piel de esta tierra. Pero su oficio no quedará dormido en la historia. Tuvo el privilegio de pertenecer a un oficio que pertenece a la leyenda. Aunque él se haya ido, las velas de su molino siguen girando bajo el cielo de La Mancha en la cresta del Calderico. Florentino era molinero. El último molinero.

                        Dejad que los molinos lloren
                        que guarden silencio sus trojes.
                        Ahora despliegan sus velas,
                        suena en su corazón la guitarra,
                        gira orgullosa la linterna.
                        Ahora la solera canta,
                        al solano esparce sus rezos,
                        el viento lleva el alma blanca
                        de su último molinero.
                                              

                                                           A Florentino, el último molinero.


                                                                                  Pedro Luis Camuñas Rosell


miércoles, 2 de diciembre de 2015

ÉXITO DE LA I JORNADA DE LA CEBOLLETA EN CONSUEGRA



         
       Todo un éxito de participación ha constituido la celebración en Consuegra, el domingo 29 de diciembre de la "I Jornada de la Cebolleta" organizada por el Ayuntamiento de la ciudad, a través de su Concejalía de Turismo.

         
      Con ello se han cumplido con creces, los objetivos de promocionar nuestros productos más significativos como: el  vino, el aceite de oliva, el azafrán, el queso y los mazapanes, junto a los hortofrutícolas, entre ellos la cebolleta, los cuales han podido ser adquiridos y degustados por numeroso público, siendo alrededor de 7.500 las cebolletas consumidas y vendidas a lo largo de la jornada festiva.


         Dio realce al evento, la Cofradía del Gremio de Hortelanos de Toledo, íntimamente ligada a la huerta, de la que forman parte varios consaburenses, la cual estuvo encabezada por su presidente Ángel Villamor y del Cofrade Mayor, Juan Estanislao López.


         
            Entre las autoridades se encontraba el subdelegado del Gobierno en la provincia, Fernando Sanz, el alcalde de Mora, Emilio Bravo y el concejal de Toledo, Jesús Labrador, los cuales acompañaron al alcalde de Consuegra, José Manuel Quijorna y la Dulcinea de las fiestas, Irene Aranda. 








    
  

         En cuanto a la promoción de los productos de la huerta, cabe destacar la participación en esta jornada de la empresa Ángel García e Hijos, que sirve sus hortalizas a grandes mercados nacionales; por lo que, muchos de los "calçots" -cebolletas- que se consumen en Cataluña proceden de las huertas consaburense.

 



Julio García Ortiz



         Referente a esto último reproducimos el siguiente artículo  publicado en el Bloqs de ABC, el 16 de enero de 2010, por Carlos Maribona:

Calçots: con babero y con las manos

         En su imprescindible Gran Libro de la Cocina Catalana, Josep Lladonosa explica que se da el nombre de calçot a una clase de cebolla tierna (entre puerro y cebolleta) que se cultiva en la comarca tarraconense del Alt Camp y en otras limítrofes hasta el bajo Penedés. El nombre se debe a que su cultivo consiste en cubrirlas de tierra cuando están en plena formación, operación que se llama calçar y que se hace dos o tres veces durante su cultivo. La cocción se hace cortando las raíces y las puntas de los calçots y colocándolos sobre un fuego de sarmientos. Al sacarlos del fuego se envuelven en papel de periódico o de estraza para que se ablanden y se mantengan calientes y se sirven luego sobre una teja. Comerlos es todo un ceremonial. Los comensales, provistos de grandes baberos para no mancharse, cogen el calçot con la mano izquierda, por el tallo verde, y con la derecha, mediante una hábil maniobra de arriba abajo con los dedos pulgar e índice, le sacan la primera camisa, ennegrecida por el fuego. No es fácil. Además de tiznarse las manos y de quemarse, en la operación se puede perder buena parte de la cebolleta. Cuando por fin se logra, se moja la parte blanca interior en una salsa conocida como salvitjada, muy similar a la salsa romesco, que se elabora en el mortero con pimientos de romesco (que pueden sustituirse por ñoras), tomates maduros, ajo, almendras tostadas (y avellanas en algunos casos), aceite de oliva, vinagre y sal. Y luego se come, protegida la camisa por el babero. Lo normal es comerse alrededor de dos docenas, aunque en los concursos los ganadores superan los dos centenares en una hora.

         Son un producto de invierno, que se puede encontrar hasta el mes de abril. Estamos ahora en el mejor momento para disfrutar su peculiar sabor, un punto dulce. La capital de los calçots es Valls, en Tarragona, la capital del Alt Camp, donde el próximo día 31 celebrarán su gran fiesta. Estas calçotadas, en su origen, son reuniones de amigos que comparten un menú que incluye los calçots, seguidos de carne de cordero y butifarras negras de Valls, todo hecho en las mismas brasas, con alubias del Ganxet y alioli. De postre, crema catalana y naranjas. Y para beber, un tinto joven o cava, siempre en porrón. Hay que comerlos sin remilgos, sin miedo a mancharse, disfrutando de la fiesta. Sobre este peculiar producto no hay mucha bibliografía. Ni siquiera autores que tanto se han dedicado a los productos catalanes como Josep Pla lo mencionan apenas. Parece que en el siglo XIX estas cebolletas se tomaban como merienda en las masías de la zona. En las primeras décadas del siglo XX comenzaron a hacerse calçotadas en Valls y sus pueblos vecinos. Algunos viajantes de los años cuarenta empezaron a hacerse eco de estas fiestas gastronómicas, a las que se incorporaron viajeros procedentes de Barcelona hasta su popularización a partir de los años 60. En su Libro de la cocina española, publicado en 1970 (y felizmente reeditado por Tusquets en 2003), Néstor Luján y Juan Perucho le dedican apenas unas líneas en las que escriben que se trata de “un guiso campero” que “de un tiempo a esta parte se ha divulgado muchísimo”.

         Ahora su fama congrega a una multitud de gente en Valls durante los meses de invierno, especialmente en esa fiesta popular que este año se celebra el domingo 31 de enero. Los restaurantes de esta ciudad y sus alrededores se han especializado y todos ofrecen estos días un menú especial, muy similar al que antes les contaba, con ligeras variaciones. Menús que se ofrecen a precios que oscilan entre los 35 y los 40 euros. Entre los restaurantes de la zona que sirven estas calçotadas destacan, por ejemplo, CAL GANXO, situado en Masmolets, un diminuto pueblo medieval. Sólo abre durante la temporada de calçots, entre noviembre y abril, y siempre al mediodía. Además, venden envasada la salsa salvitjada. También MASIA BOU, que en su página web se atribuye la paternidad de este menú, que llevan haciendo desde 1921. Buenas direcciones también CASA FÉLIX y MASIA FONTSCALDES, en el pueblo del mismo nombre. Incluso se pueden comprar los calçots por internet a través de web como www.calsots.com o www.mocalçot.com con precios sobre los 20 euros las cien unidades. En estas páginas pueden comprarse también la imprescindible salsa, baberos o incluso vinos jóvenes de Tarragona.



         Las calçotadas se han extendido por toda Cataluña, especialmente en Barcelona y alrededores, y por otros puntos de España. En Madrid, sin ir más lejos, donde algunos restaurantes especializados en cocina catalana tienen estos días los calçots en su carta, algunos con el menú completo, en otros simplemente las cebolletas a la brasa: PARADÍS, LA CUINA DEL RACÓ, CALSOT (en Hoyo de Manzanares), LA HUERTA DE LLEIDA o su hermano menor, LA HUERTA DE BOTARGUES. Para mí el más atractivo es el de CASA JORGE, que en sus dos establecimientos de las calles Cartagena y Príncipe de Vergara, ofrecen desde hace 14 años un menú pantagruélico, mucho más largo que el tradicional de Valls, al imbatible precio de 35 € por persona. Tras ponerse los imprescindibles baberos, a la mesa van llegando primero pan con tomate, embutidos catalanes, esqueixada de bacalao y escalibada. Luego los calçots (que no proceden de Valls sino del pueblo toledano de Consuegra) con su correspondiente salsa, heterodoxa pero rica, bien cargada de almendras. Sigue luego una parrillada de carne a base de conejo a la brasa con alioli, butifarra blanca con mongetes y chuletitas de lechal. De postre, crema catalana o sorbete de limón al cava. Y para beber, tinto o cava de la casa. En porrón, por supuesto. También aparecen ahora con mucha frecuencia los calçots como guarnición en los platos de cocineros de renombre. Por ejemplo, Paco Pérez en MIRAMAR (Llançá), Sergi Arola en su GASTRO o Vicente Patiño en el valenciano ÓLEO. Incluso en restaurantes japoneses como KOY SHUNKA, donde los sirven en tempura.

Carlos Maribona